LOS CREYENTES NO DEBEN CAER EN LA PERVERSA TRAMPA MASONICA

El Anticristo –descrito en las tradiciones de nuestro Profeta (BPD) y en la cristiandad presentándose en la última época del mundo– está muy activo actualmente. Según los relatos islámicos y la Biblia, ese personaje engañará a muchísima gente y así podrá dominar el planeta completamente. Entonces llevará la crueldad y la destrucción a todas partes.

La estructura a través de la que actúa, tiene nombre: Masonería. Todo lo que se relata de la misma y su influencia generalizada, concuerda totalmente con las descripciones del Anticristo en ambas religiones citadas. Según éstas, uno de sus principales atributos es el de la apostasía. Aunque está metido hasta los tuétanos en la lucha contra Dios, dice que actúa en Su nombre. Y gran cantidad de personas le creen. De la misma manera actúan los masones, quienes de la boca para afuera dicen que quieren “el amor, la tolerancia, la fraternidad universal y el camino de la razón y de la ciencia”. Incluso en sus rituales de admisión juran con sus manos puestas sobre los Libros Sagrados, para dar la impresión de que son creyentes. Pero, en verdad, se trata de gente fundamentada en la irreligión, totalmente opuesta a los valores morales religiosos.

La filosofía conocida como “humanismo”, que es en la que se apoya la Masonería, busca que los humanos desarrollemos más el amor entre nosotros que el amor por Dios. Por supuesto, cada uno de nosotros merecemos una gran atención y consideración porque somos manifestación de El. Pero el adoctrinamiento de la filosofía humanista no tiene nada que ver con el verdadero amor y humanismo, porque lo central para ella es negar la existencia de Dios. Se trata de una filosofía que conduce a la herejía y hace creer que el ser humano es el creador de todo y una deidad en sí mismo. (¡Desde ya que a Dios eso no le afecta para nada!). El Protocolo Social del Gran Oriente, publicado por las logias masónicas turcas, se refiere a los antes dicho así:

“Ya no reconoceremos a Dios como la meta de nuestras vidas. Nos hemos fijado nuestra propia meta: la humanidad, no Dios”. (¡Desde ya que a Dios eso no le afecta para nada!).

El periódico Mimar Sinan, de la masonería turca, pone de manifiesto su concepto herético de Dios:

“Por lo tanto, si indagamos sobre nuestro templo, si nos autoexaminamos, llegaremos al Gran Arquitecto del Universo. Y percibiremos que lo tenemos en nuestro interior”. (Mimar Sinan, Año 25, Nº 27-28, p. 40).

La principal razón por la que la Masonería pretende presentarse como religiosa, aunque en realidad conduce a la gente a que niegue a Dios, es la de engañar por medio de dar la impresión que su objetivo es espiritual así como la diseminación del amor y la tolerancia en la sociedad. Este procedimiento es propio del Anticristo y lo describen distintos escritos cristianos e islámicos.

Dice la Biblia:

“Que nadie os engañe de ninguna manera. Primero tiene que venir la apostasía y manifestarse el Hombre impío, el Hijo de perdición, el Adversario que se eleva sobre todo lo que lleva el nombre de Dios o es objeto de culto, hasta el extremo de sentarse él mismo en el Santuario de Dios y proclamar que él mismo es Dios” (2 Tesalonicenses, 2:3-4).

Las tradiciones islámicas dicen lo mismo respecto a la autodeificación del Anticristo:

“Cuando él (el Anticristo) dice ‘yo soy el Señor de los mundos…’.”. (¡Desde ya que a Dios eso no le afecta para nada!) (Los Signos de los Ultimos Tiempos, Muhammad Ibn Rasul al-Husayn al Barzanji de Medina, Pamuk Press, p. 218).

“EL (el Anticristo) dirá: “Ve y dile a la gente que yo soy vuestro Señor; háblale de mi paraíso y de mi infierno”… Algunos dirán entonces): “El es vuestro Señor, ha venido para gobernarnos y tiene un paraíso y un infierno…” (Los Signos de los Ultimos Tiempos, Muhammad Ibn Rasul al-Husayn al Barzanji de Medina, Pamuk Press, p. 218).

El Anticristo, es decir, la Masonería como estructura, se vale del engaño para sembrar la cizaña entre las poblaciones, conducirlas a la perdición y dominar el mundo. A ciertas comunidades de creyentes cristianas que no se percatan de esto, les dice: “Yo no soy el Anticristo. El Anticristo son los judíos y los musulmanes”. Esta artimaña produjo beneficios a algunos en diversas partes. De la misma manera, también engañó así a distintos musulmanes, presentándoles a los cristianos y a los judíos como sus enemigos.

El Anticristo buscaba y busca –a través de ciertos círculos sociales influyentes– engañar a los miembros de las tres fe para tener un campo de acción más propicio y llevar a todos a prácticas crueles y herejes. La Masonería procede igual que el ladrón interrogado por la policía: intenta presentarse como impoluto, desviar la sospecha sobre otros, escapar y seguir robando. Desgraciadamente, la mayoría de las poblaciones no son concientes de este sucio ardid utilizado en todo el planeta.

Por lo tanto es muy importante que dicha estratagema sea desbaratada lo antes posible. Todos los creyentes descendientes del Profeta Abraham (P) deben comprometerse en una decidida lucha intelectual en contra de la Masonería, el peor Anticristo de nuestra época. Quienes creen sinceramente en Dios Uno, cualquiera sea su denominación religiosa, deben unirse para frustrar los manejos ruines del Anticristo y demoler su doctrina filosófica. Lo mejor que podemos hacer en esta época bendita –y lo es porque aparecerá Hazrat Mahdi y regresará el Profeta Jesús (la paz sea sobre ellos) – es estar prevenidos de las trampas de Satanás y terminar con el sistema opresivo que ha instalado la Masonería, el cual atenta contra la inmensa mayoría de los habitantes del planeta. Dios mediante, si los creyentes cumplen con las condiciones establecidas por El, obtendrán la salvación y derrotarán al Anticristo. Nos revela el Todopoderoso en el Corán:

Quien tenga como amigo a Dios, a Su Enviado y a los creyentes… Los partidarios de Dios serán los que venzan (Corán, 5:56).

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EL MASJID (TEMPLO) DE SALOMON ES EL LUGAR DONDE SE INSTALO LA ESTRUCTURA DEL ANTICRISTO –LA MASONERIA– PARA IMPEDIR EL CUMPLIMIENTO DE LAS OBLIGACIONES RELIGIOSAS >>>

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Los masones, en sus rituales de admisión juran con sus manos puestas sobre los Libros Sagrados, para dar la impresión de que son creyentes. Pero, en verdad, se trata de gente fundamentada en la irreligión, totalmente opuesta a los valores morales religiosos.